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La antropología filosófica, que
reflexiona sobre algunas cuestiones muy similares a las de la antropología
cultural, tiende a centrarse en el problema de la naturaleza del hombre en el
mundo. A fin de determinar el tan amplio
concepto de cultura, el filósofo de la ciencia Mario Bunge propuso tratar a la
cultura como uno de los subsistemas de la sociedad, ya que las actividades
culturales son actividades sociales llevadas a cabo por individuos, solos o en
cooperación con otros. De este modo, la
cultura no incluye a la economía o a la política (que serían otros subsistemas
de la sociedad), pero sí está integrada por el arte, la ideología, la
tecnología, las humanidades, la ciencia, la matemática. Cada uno de estos subsistemas es estudiado
por distintos especialistas.
CAMBIO Y TRANSFORMACIÓN EN LA CULTURA
Una característica constante en toda cultura es el
cambio. En cualquier sociedad habrá
quien quiera el cambio y quienes se resistan; las transformaciones serán un
producto de ambas tendencias. En
general, las sociedades más aisladas, que han logrado un buen equilibrio con el
ecosistema para tener un nivel de vida que consideran aceptable, son más
resistentes al cambio. En cambio, las
que viven en ciudades donde el intercambio con otras comunidades es frecuente,
y están más habituadas al trato con culturas diferentes, son más permeables a
las novedades.
Estas innovaciones pueden tener más de un origen: pueden
haber sido generadas dentro de la misma sociedad (por ejemplo, para resolver un
problema como la ruptura del equilibrio ecológico, sequías, inundaciones,
plagas, o por la aparición de inventos o descubrimientos, o en la búsqueda de
soluciones a conflictos sociales, etc), o bien son producto del contacto con
otros grupos o sociedades.
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Cuando un pueblo llega a otros territorios por medio del
comercio o de la conquista, puede tener varias actitudes con respecto a la
diferencia cultural: aceptarla como válida para esa sociedad, despreciarla como
inferior, o tratar de destruir las características culturales consideradas como
negativas para el pueblo conquistador.
Si el descubrimiento se produce con respeto por el otro,
con valoración de la cultura y sus habitantes, es probable que cada comunidad
tome de la otra los elementos que le resulten útiles: se trata entonces de un
encuentro que trae como consecuencia una transculturación, un intercambio de
elementos culturales que transforme en cierta medida a ambas culturas.
Cuando una sociedad somete a otra, generalmente mediante
la fuerza o la presión económica, trabaja fundamentalmente sobre su sistema
ideológico a fin de minarlo, descalificándolo, para derrumbar sus pilares y
poder imponer sobre ellos un nuevo sistema ideológico que acepte esa
dominación. Ese proceso se denomina
deculturación.
Una vez dominado el pueblo, vaciado o descalificada su
cultura, los conquistadores inician el proceso de aculturación. De este modo, se imponen valores culturales
que son presentados como único modelo válido en todas las esferas de la vida
del individuo: se sustituye la cultura autóctona por la de los colonizadores,
pero no en igualdad de oportunidades, ya que los dominados generalmente deben
trabajar para los primeros. Mediante la
aculturación se confunden los factores de identificación de una cultura, y los
miembros de esa comunidad llegan a aceptar su propia cultura como inferior a la
impuesta.
Sin embargo, la deculturación nunca es completa; siempre
permanecen rasgos culturales propios que resisten a la imposición, aun formando
parte de una cultura enajenada. A veces
toman la forma de sincretismo cultural o religioso, mediante el cual persisten,
disfrazados u ocultos bajo nuevas formas, elementos culturales o religiosos de
profunda significación para el pueblo sometido.
Su reconocimiento es un instrumento indispensable para la lucha por la
liberación de la nación subyugada.
TRANSCULTURACIÓN
La transculturación es un fenómeno que ocurre cuando un grupo social recibe y adopta las formas culturales que provienen de otro grupo. La comunidad, por lo tanto, termina sustituyendo en mayor o menor medida sus propias prácticas culturales.
El concepto fue desarrollado en el campo de
la antropología. El antropólogo cubano Fernando Ortiz Fernández (1881–1969) es señalado
como el responsable de acuñar la noción en el marco de sus estudios sobre el
contacto cultural entre distintos grupos.
Además de todo lo expuesto tenemos que subrayar que
este fenómeno de la transculturación se puede dividir en distintos tipos. Así,
está la colonización, la inmigración, el renacimiento o la recepción a distancia.
Cualquiera de estas modalidades da lugar a que esa
adopción de formas culturales se haga palpable en distintos ámbitos de la
sociedad. De esta manera, lo más frecuente es que esos cambios sean apreciables
de forma más palpable en el idioma, en la forma de vestir, en materia cultural
o incluso a nivel profesional.
Un claro ejemplo de transculturación lo podemos ver
en América a partir del descubrimiento que del continente realizó Cristóbal
Colón en el año 1492. Con la colonización de estas tierras los habitantes de
las mismas vieron como su patrimonio cultural daba un giro radical en muchos
aspectos y quizás uno de los cambios que mejor muestra ese cambio es que la
Iglesia Católica intentó imponerles sus creencias a toda costa.
Actualmente, los niveles de inmigración existentes
y también la llamada globalización son los fenómenos que están permitiendo que
crezcan de manera palpable los niveles de transculturación existentes.
El significado del término cambió a lo largo de los
años, sobre todo respecto a su campo de acción. En un principio, la
transculturación era entendida como un proceso que se desarrollaba de forma
gradual hasta producirse la aculturación (cuando
una cultura se
impone a otra).
Aunque la transculturación puede desarrollarse sin
conflicto, lo habitual es que el proceso genere enfrentamientos ya que la
cultura receptora sufre la imposición de rasgos que, hasta entonces, le eran
ajenos.
Poco a poco, la transculturación comenzó a
utilizarse para describir los cambios culturales que se producen con el paso
del tiempo. En este sentido, la transculturación no implica necesariamente un
conflicto, sino que consiste en un fenómeno de enriquecimiento cultural.
Concretamente podemos establecer que el proceso de
transculturación se divide en tres fases: la pérdida parcial de la cultura, la
incorporación de lo que es la cultura externa y finalmente el esfuerzo de
recomposición que es necesario acometer para que se produzca el equilibrio
entre los elementos que han venido de fuera y los que sobreviven de lo que es
la cultura originaria.
A nivel más general, puede decirse que la
transculturación es la adaptación de los rasgos de una
cultura ajena como propios. La transición se produce en diversas
fases donde, inevitablemente, se pierden ciertos elementos de la cultura
original. Algunos expertos notan que el conflicto se produce en la primera fase
de la transculturación, cuando la cultura ajena comienza a imponerse sobre la
originaria.
ACULTURACIÓN
Aculturación es el nombre que recibe un proceso que implica la recepción y asimilación de elementos culturales de un grupo humano
por parte de otro. De esta forma, un pueblo adquiere
una filosofía tradicional diferente a la suya o incorpora determinados aspectos
de la cultura descubierta, usualmente en detrimento de las propias bases
culturales. La colonización suele ser la causa externa de aculturación más
común.
En este sentido, y partiendo de dicha premisa
podemos subrayar como ejemplo el momento histórico del descubrimiento de
América por parte de Cristóbal Colón. Y es que dicha acción dio lugar a que los
indígenas de las mencionadas zonas descubiertas se vieran en la obligación y en
la necesidad de llevar a cabo un proceso de aculturación. Así, entre otras
cosas, tuvieron que ir asimilando las creencias religiosas cristianas de
España.
Una nación esta que siglos atrás se encontró en la
posición de los citados americanos y es que, cuando se produjo la llegada del
Imperio Romano a la Península Ibérica dicha tierra, sus ciudadanos, no tuvo más
opción que ir haciendo suyas determinadas tradiciones, formas de funcionamiento
de la sociedad o creencias que pertenecían a aquel.
Pero los casos similares a estos que se han
producido a lo largo de la historia de la humanidad son muchos y variados.
Entre los mismos también puede resaltarse que los aborígenes africanos durante
el siglo XIX se vieron sometidos a un proceso de aculturación, tanto en cuanto
a valores religiosos como a costumbres o a la lengua, por culpa de los diversos
movimientos colonizadores a los que se vieron sometidos.
Los procesos de aculturación poseen distintos
grados de supervivencia, dominación, resistencia, destrucción, modificación y
adaptación de las culturas nativas una vez producido el acercamiento
intercultural. Este procedimiento contempla la interiorización,
la valoración y la identificación de los valores culturales.
La aculturación puede llevarse a cabo por la influencia de una corriente ideológica sistemática, consistente y
que se mantiene en el tiempo, aunque en casos más simples termina
imponiéndose la cultura por el peso que posee la mayoría respecto a otra
filosofía cultural.
Hay especialistas que diferencian entre la
aculturación de un individuo (denominada como transculturación) y
de un grupo humano. El concepto también ha generado debate en las comunidades
actuales de perfil multicultural, en la cual los descendientes de inmigrantes
son estimulados a adoptar una cultura dominante aunque se los llama además a
aprender sobre la cultura familiar.
Otras nociones relacionadas con la aculturación son
el sincretismo (un sistema filosófico integrado por
elementos que nacen de la unión y la conciliación de doctrinas distintas),
la enculturación (el proceso mediante el cual una
cultura establecida se enseña a una persona con la repetición sus normas y valores
aceptados) y la comunicación intercultural (analizada
por diferentes disciplinas, como la antropología,
la psicología y
las ciencias de la comunicación social).
En este sentido, y antes de finalizar la definición
del concepto que nos ocupa, hay que subrayar que precisamente dentro de la
citada Antropología fue donde apareció por primera vez la palabra aculturación.
Más concretamente lo hizo en el año 1880 de mano de figuras importantes en esta
área como Boas, Margaret Mead o McGee.
DECULTURACIÓN
El diccionario de la Real Academia Española (RAE) no incluye
el término deculturación. La noción alude al
proceso que provoca la pérdida de la identidad
cultural de un individuo mientras se adapta a otra cultura
distinta.
La deculturación, por lo tanto, se desarrolla cuando un sujeto o una
comunidad van perdiendo sus características culturales de
manera paulatina en el marco de su adaptación a una cultura diferente.
El concepto en ocasiones se confunde con otros similares, como aculturación o enculturación.
Se denomina aculturación a
la incorporación a la propia cultura de elementos provenientes de otra.
La enculturación, por su parte, supone la transmisión de
caracteres culturales de una cultura a otra. En el caso de deculturación, en
cambio, una cultura es dejada de lado para la adopción de
una distinta.
Para que algunos de estos procesos puedan
llevarse a cabo, se necesita que dos o más culturas estén en contacto durante
un periodo extenso. Cada cultura tiene una determinada estructura y
ciertas “zonas” donde, por sus características, la fusión
o la asimilación se desarrollan con mayor facilidad.
Lo habitual es que haya una cultura dominante que se imponga sobre la otra
haciendo uso de diversos mecanismos. Supongamos que dos ciudades limítrofes,
pertenecientes a distintos países, están en permanente contacto más allá de la
frontera que marca la separación de cada nación. En una de ellas, de mayor poderío
económico, se habla inglés; en la otra, castellano. En la ciudad donde se habla
castellano, sin embargo, de a poco comienzan a utilizarse términos en inglés
debido a la influencia de los medios de comunicación y de los productos de la
otra. Los habitantes, por otra parte, adoptan costumbres y tradiciones de sus
vecinos, abandonando las propias. Puede decirse que en la ciudad latina, por lo
tanto, se lleva a cabo un proceso de deculturación.
La globalización es uno de los fenómenos que se
considera que más está apostando tanto por la deculturación como por la
aculturación y por la enculturación. Precisamente un claro ejemplo de esto en
relación al primer término que nos ocupa es que cada vez más en España y en
países de América del Sur se está dejando de lado una tradición como es la
celebración del Día de los Difuntos.
En concreto, lo que está sucediendo es que las
generaciones más jóvenes no lo festejan como se venía haciendo desde hace
muchas décadas. Ahora aquellas lo que hacen es conmemorar tal fecha con una
fiesta que nada tiene que ver con la costumbre de sus respectivos países. Y es
que optan por decantarse por Halloween, lo que les lleva simplemente a
disfrazarse y a acudir a algún evento para pasarlo en grande con comida y
bebida.
Sin embargo, estas costumbres se siguen manteniendo
gracias a multitud de personas que siguen honrando a sus difuntos llevándoles
flores al cementerio y no bailando en una discoteca disfrazadas de cualquier
personaje de terror.
Además de todo lo indicado, no podemos pasar por
alto el hecho de que, en la mayoría de las ocasiones, la deculturación se
produce como consecuencia de una prohibición o incluso de una imposición.
Ejemplos de ese fenómeno que nos ocupan son, como
hemos conocido a lo largo de la historia, desde sustituir la lengua que se
venía utilizando por otra hasta modificar por completo las maneras de
alimentarse e incluso de vestir.
INTERCULTURALIDAD
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Cabe
resaltar que este tipo de relaciones interculturales supone el respeto hacia la
diversidad; aunque es inevitable el desarrollo de conflictos, éstos se
resuelven a través del respeto, el diálogo y la concertación.
Pese
a que la idea de interculturalidad nació hace relativamente poco, no fueron
pocos los investigadores de la comunicación, la antropología, la sociología y
el marketing que han trabajado sobre el concepto. La noción se diferencia del
multiculturalismo y del pluralismo por su intención directa de promover el
diálogo y el acercamiento entre culturas.
Hay
que tener en cuenta que la interculturalidad depende de múltiples factores,
como las distintas concepciones de cultura, los obstáculos comunicativos, la
carencia de políticas estatales, las jerarquías sociales y las diferencias
económicas. Además de acuerdo a la perspectiva con la que sea observada puede
entenderse de una u otra forma. Por ejemplo si se analiza el concepto desde la
ética podemos descubrir que la forma en la que ésta se involucra en el
enraizamiento de los valores sociales es a través de la promoción del respeto
de la diversidad, donde cada persona tiene derecho a ser como desea y el mismo
paradigma vale para los colectivos. La ética intenta inculcar valores afines
para construir sociedades democráticas, integradas y donde la armonía sea
protagonista de la interacción social.
comunidades,
ya que a través del intercambio de una cultura variada pueden conseguirse
beneficios extensos para los individuos y los grupos que conforman dicha
comunidad.
Por
otro lado, si el análisis lo realizamos desde cada individuo podemos decir que
tener una forma de vivir donde la interculturalidad y la integración sean
baluartes indiscutibles, las posibilidades que se abrirán ante nuestros ojos
serán más variadas, permitiremos entrar en contacto con personas absolutamente
diferentes a nosotros sin por ello contradecir nuestra propia identidad y
pudiendo enriquecernos ampliamente.
Existen
muchas formas de promover la interculturalidad en una sociedad. En primer lugar
el trabajo reside en las familias, donde los niños deben criarse libremente,
sin imponerles ideas o conocimientos estrictos, sino inspirándolos a pensar y
perder el miedo a aquello que es diferente. En segundo lugar en las comunidades
deben desarrollarse proyectos que busquen eliminar de forma progresiva los
prejuicios y aquellas preconcepciones en torno a ciertos individuos o grupos.
Por último, la integración debe promoverse desde los más altos cargos,
permitiendo que cualquier ciudadano acceda a lo mismos derechos sin anteponer a
la esencia del ser, sus capacidades, tendencias de cualquier tipo o su lugar de
origen.
Es
necesario aclarar otras formas en las que puede entenderse el concepto. La
interculturalidad interpersonal, sucede cuando individuos de distintas culturas
entran en contacto directo a partir de algún medio electrónico, como Internet,
la radio o la televisión.
Además,
el análisis del enfoque intercultural siempre consta de tres etapas: la
negociación (la simbiosis que se requiere para lograr la comprensión y evitar
la confrontación), la penetración (salir del propio lugar para tomar el punto
de vista del otro) y la descentralización (una perspectiva de reflexión).
Por
último, cabe mencionar que para que la interculturalidad sea efectiva es necesario
que se cumplan tres actitudes básicas, como la visión dinámica de las culturas,
el convencimiento de que los vínculos cercanos sólo son posibles por medio de
la comunicación y la conformación de una amplia ciudadanía donde exista la
igualdad de derechos.
ACTIVIDAD
1) Exlicar qué son los Objetos Culturales
2) ¿Qué importancia tienen los cambios en la transformación de la cultura?
3) ¿Cuándo un "elemento cultural" es apropiado y cuándo impuesto?
4) A partir de lo leído, explicar con tus palabras los conceptos de:
a) Transculturación
b) Aculturación
c) Deculturación
d) Interculturalidad
5) ¿Por qué crees que puede ser importante entender y practicar la interculturalidad?
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